Sostenibilidad
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La transición energética ha creado un mercado divergente protagonizado por dos sistemas de propulsión más o menos sostenibles.
Los combustibles fósiles emiten a la atmosfera grandes cantidades de CO2 que son muy contaminantes. Están en el origen del efecto invernadero y son los principales causantes del cambio climático. Además, al ritmo de consumo actual se estima que el petróleo se acabará dentro de 50 años.
Por lo tanto, para proteger el medio ambiente será indispensable cambiar nuestra mentalidad y aprovechar todas las ventajas que nos proporcionan las energías alternativas. En la entrada de hoy vamos a hablar de los países que lideran las energías renovables y los principales tipos que existen.
Hay que diferenciar entre invertir en energías renovables y ser un país limpio de emisiones contaminantes. Por ejemplo, Estados Unidos o China son gigantes industriales y tienen un alto índice de población. Por lo tanto, necesitan mucha más energía que otras regiones como Costa Rica, Islandia o Suecia. Para que quede claro, a continuación vamos a ver los países que más están apostando por las energías sostenibles.
China se ha situado a la cabeza de las naciones que más invierten en energías limpias y renovables. A finales de 2016 duplicó sus instalaciones fotovoltaicas, que en la actualidad producen una media de 77,42 gigavatios la hora. Esto la convierte en el productor de energía solar más importante del mundo. Además, se están desarrollando otras fuentes alternativas como la eólica o la hidroeléctrica.
El principal problema de China es su población. Consumen muchísima energía, por lo que las renovables solo suponen una cuarta parte del total.
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Estados Unidos ocupa el segundo puesto de nuestro ranking particular. Sus instalaciones fotovoltaicas son enormes, aunque no tanto como las chinas. Sin embargo, lideran el sector de la energía eólica, la hidroeléctrica, geotérmica y biomasa. En conjunto, es capaz de generar 549,5 gigavatios la hora.
Pese a todos estos esfuerzos, la producción de energías renovables norteamericanas apenas supone un 15% del total consumido. Por lo tanto, aún queda un largo camino por recorrer para que sean un pilar de su economía.
Más del 85% de la energía que se consume en Brasil viene de energías limpias y renovables. Este país comenzó su programa en la década de los 90 y en la actualidad es el tercer país que encabeza la lista de energías alternativas. Su producción anual alcanza los 451,1 gigavatios la hora.
La mayor parte proveniente de las centrales hidroeléctricas. Llama la atención la escasa infraestructura de paneles solares. Pese a ser uno de los países con más sol del planeta, la especial orografía del terreno y el clima impiden aprovechar al máximo su potencial.
La distribución geográfica de los países y el uso de energías renovables es poco homogénea. Por ejemplo, en el continente americano México, Chile o Uruguay están realizando inversiones que superan en conjunto con 10.000 millones de dólares. Mientras que otros países como Argentina, Colombia o Venezuela apenas han hecho un esfuerzo por abandonar los combustibles fósiles.
En Europa, la conferencia de Berlín marcó 2020 como el plazo máximo para que todos los países de la Unión reduzcan en un 20% sus emisiones de dióxido de carbono. Para ello, será indispensable sustituir las energías tradicionales por alternativas renovables.
Esto ha tenido un efecto muy positivo en la producción de energías limpias como la solar, térmica o hidroeléctrica. Y también ha supuesto la llegada de nuevos avances como el combustible de biomasa. Para que te hagas una idea, Europa ha pasado de producir un 8,5% de energías sostenibles en 2004 a un 17% en 2016.
Las energías renovables más usadasEn la actualidad, las energías renovables más utilizadas en todo el planeta son la eólica, solar, térmica, hidráulica y la biomasa. La eólica es una de las más populares y aprovecha la fuerza del viento para producir electricidad. La solar utiliza paneles fotovoltaicos para transformar la radiación en energía eléctrica.
La energía térmica, también conocida como termosolar, sirve para la calefacción, es capaz de crear agua calienta sanitaria y mediante el vapor también produce electricidad. Por su parte, las centrales hidráulicas están situadas en desniveles del terreno. Para así transformar la fuerza del agua en energía eléctrica.
Y finalmente, tenemos la biomasa. Se trata de pequeños cilindros llamados pellets que están formados por deshechos vegetales. Su capacidad calorífica es muy elevada. Además, se fabrican a partir de los restos de podas y no es necesario cortar nuevos árboles.
La transición energética ha creado un mercado divergente protagonizado por dos sistemas de propulsión más o menos sostenibles.
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