Conoce la definición de Metano

Cada año, según la FAO, las vacas emiten a la atmósfera cien millones de toneladas de metano, cuyo efecto es similar al de 2.500 millones de toneladas de CO2.

¿Qué es el metano?

El metano es un gas incoloro, inodoro, insoluble en agua y muy inflamable, más ligero que el aire, y que se produce en la naturaleza debido a la descomposición de la materia orgánica, especialmente en los pantanos y los humedales. Otra de las principales fuentes de emisión de este gas a la atmósfera es a través del ganado.

El metano se desprende del gas del petróleo, del gas de las turberas, del grisú de las minas de carbón, etc. Y se emplea como combustible y con fines industriales y para la producción de cloruro de hidrógeno, amoníaco, acetileno y formaldehído. Es, además, uno de los principales componentes del gas natural y, como decimos, se extrae, fundamentalmente, de yacimientos.

Este gas, cuya fórmula química es CH 4 (un átomo de carbono y cuatro de hidrógeno), es el hidrocarburo alcano más sencillo y se presenta en forma de gas a temperaturas y presiones ordinarias.

Además, es uno de los gases que provocan el temido efecto invernadero y, por tanto, uno de los responsables del cambio climático.

Efectos ambientales del metano

El metano no es un gas tóxico y tampoco es peligroso si se inhala en pequeñas cantidades, pero una gran cantidad de metano desplaza el aire, lo que genera una falta de oxígeno que puede provocar asfixia.

En determinadas concentraciones, si se mezcla con el aire puede llegar a ser inflamable.

Si este gas se libera a la atmósfera antes de que se queme es perjudicial para el medio ambiente, ya que contribuye al cambio climático. Son las actividades del ser humano las que rompen el equilibrio de emisión de este gas a la atmósfera.

El metano es más efectivo que el CO2 para retener el calor. De hecho, tiene 67 veces más poder para calentar el planeta en un período de veinte años y sus emisiones son responsables de cerca de la cuarta parte del calentamiento global. Pero se le considera un contaminante climático de vida corta porque permanece menos tiempo en la atmósfera.